La cooperación es una necesidad para sobrevivir como especie

El ser humano es un organismo tan claramente social que no sería capaz de desarrollar lenguaje, habilidad alguna, ni tan siquiera sobrevivir por tiempo prolongado, sin formar parte de un grupo de nuestra misma especie. 
La cooperación es una necesidad por propia naturaleza. No tiene razón de ser la incertidumbre, la angustia y el temor a la supervivencia generados por la depredación de unos cuantos que parasitan el trabajo de la mayoría, que se apropian de los recursos que corresponde compartir entre todos. 
¿No es acaso un disparate vivir enzarzados en una lucha despiadada , donde todos, incluso los que logran hacerse con dominio y poder , son tan vulnerables como el resto , simplemente con unirse los demás en su contra, simplemente abandonando el miedo y la sumisión, y dejándolos solos?

No hay lucha por los DDHH sin movimiento feminista

No hay lucha por los DDHH sin movimiento feminista, porque las mujeres, la mitad de la población humana viven con privación o disminución real y efectiva de dichos derechos.

Mi ideal sería que esta lucha de las mujeres sembrara la semilla de un movimiento de toda la humanidad sojuzgada, en contra de todo tipo de sistema de explotación y dominación, a la búsqueda de un sistema de cooperación donde la organización del trabajo tiene sentido como bien común, no como competencia , enriquecimiento personal y destrucción del medio del que todos los organismos dependemos.

No hay DDHH sin movimiento feminista

No hay lucha por los DDHH sin movimiento feminista, porque las mujeres, la mitad de la población humana viven con privación o disminución real y efectiva de dichos derechos.

Mi ideal sería que esta lucha de las mujeres sembrara la semilla de un movimiento de toda la humanidad sojuzgada, en contra de todo tipo de sistema de explotación y dominación, a la búsqueda de un sistema de cooperación donde la organización del trabajo tiene sentido como bien común, no como competencia , enriquecimiento personal y destrucción del medio del que todos los organismos dependemos.

HACIA LA LUCHA COMÚN

Reconozco que estos vaivenes de los grupos de izquierda , el hecho de no conseguir las necesarias uniones conjuntas con todas las plataformas que luchan, produce en el primer momento una verdadera tristeza.
Pero luego pienso que hay muchas personas anónimas que se unen, que del modo que podemos intentamos participar sin parar en la lucha, y creo que para cambiar esta esclavitud hay que tener claro que no puede ser con organizaciones que repitan las estructuras de poder. 

Tenemos que seguir remontando los altos y bajos , hasta lograr este convencimiento y lucha desde muchas plataformas diversas, pero unidas en la idea común de conquistar los derechos que corresponden a todas las personas.

EJÉRCITO Y PATRIARCADO

Los ejércitos no defienden a los pueblos, defienden a quienes se han hecho con el poder. La defensa de los derechos de los pueblos es la aplicación de la justicia social. Lo ejércitos representan la cara mas terrible del dominio patriarcal, esencia del sistema que padecemos y de todas las injusticias derivadas, esencia de la dominación histórica sobre las mujeres. Por eso me entristece que para algunas mujeres, entrar en estos cuerpos se considere como sinónimo de igualdad de derechos.

Un deseo el primer día de 2019

Un deseo en el primer día de este año 2109 : que cada vez mas personas nos unamos en la búsqueda de unas relaciones entre nosotros los humanos, con los demás organismos vivos, con el sistema del cual todos formamos parte, basadas en la cooperación, en el camino de que algún día las ideas de dominación , de poder y de competencia, en todos los órdenes y niveles de la vida, se queden en el pasado.

LA MENTE PATRIARCAL

LA MENTE PATRIARCAL ( extracto)

Autor Claudio Naranjo

El mal de la civilización es la mente patriarcal. Y no me refiero sólo a la sociedad patriarcal que hace que los machos predominen sobre las mujeres y tengan un acceso más fácil al poder y a la economía. Me refiero a una forma de mentalidad que actualmente ya todos compartimos, hombres, mujeres y niños, contaminados por el mismo virus.
La mente patriarcal se manifiesta en unas relaciones de dominio-sumisión y de paternalismo-dependencia, que interfieren en la capacidad de establecer vínculos adultos solidarios y fraternales.

Llamaré mente patriarcal, o, si se quiere, ego patrístico para referirme a ese complejo de violencia, desmesura, grandeza e insensibilidad que parece haber surgido entre las personas ante la crisis de supervivencia que sobrevino hará unos 6000 años, cuando ciertas poblaciones agrícolas arcaicas indoeuropeas y semitas tuvieron que volver a hacerse nómadas y terminaron por convertirse en comunidades de guerreros depredadores.

Al decir que una “mente patriarcal” subyace al problema patriarcal de la sociedad, he caracterizado a ésta, hasta ahora, como una sociedad en que las relaciones de dominio-sumisión y de paternalismo-dependencia interfieren en la capacidad de establecer vínculos adultos solidarios y fraternales; o, para decirlo de otra manera, una sociedad en la que el hambre de amor materno y paterno llevan a la mayor parte de las personas a una dependencia afectiva y una obediencia compulsiva que no sólo son enajenadoras sino que constituyen distorsiones, falsificaciones y caricaturas del amor.
Así como domina el pater-familias sobre “su” mujer y “sus” hijos, domina en nosotros la voz de la sociedad patriarcal represiva sobre la voz de nuestro aspecto materno y sus valores matrísticos, e igualmente sobre nuestro “niño interior”. De esta mente patriarcal, naturalmente, han cristalizado nuestras formas de vida, instituciones y leyes, que en una crisis de obsolescencia, nos vemos en la necesidad de reconsiderar y, tal vez, dejar atrás.

Pero el dominio del Padre Absoluto en la sociedad, en la cultura y a través de la historia no se ha expresado sólo a través del machismo, sino, también, a través de la tiranía de la razón sobre la emoción y el placer instintivo, y a través de una sobrevaloración del saber a expensas del amor y de la libertad. Además, la agresión de los machos adreno-maníacos del mundo ha castigado e inhibido la ternura tanto como la espontaneidad y la naturalidad, robándonos así el amor y la autenticidad, con lo que nos ha empequeñecido y aislado, interfiriendo con un potencial de hermandad sin el cual no puede florecer una sociedad sana.

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